miércoles, 30 de abril de 2014

EL CLUB DE LOS RABIOSOS (IX) Miguel Ángel (Por: Lucho)

     No fue sino cruzar la puerta metálica, y el Negro se agarraba el estómago de tanta risa.  El Flaco miró al frente y también se doblo de la risa sosteniéndose de mi hombro. 
     Ahí, al frente nuestro estaba el Darko mirando un papel con los ojos llorosos, levantó la cara y se limpió rápido la mejilla pasándola como al descuido contra el hombro para terminar con eso gesto tan suyo de frotar con fuerza la nariz con los nudillos del índice y corazón.
– ¿Qué trajeron trío de mariquitas?
– Mariquita el que chilla, no el que trae que beber,  Darko.

          Cabe aclarar que Darko nació llamándose Miguel Ángel, pero desde que estábamos en primaria le parecía un nombre de niño bien, de niño juicioso, de maricón, y él –decía- no era nada de eso; por eso cuando la prima de un muchacho del barrio, que venia de Italia, Inglaterra o algo así, trajo unas revistas con unos dibujos oscuros, que contaba la historia de una banda de hombres que armados y en carros gigantescos andaban por la ciudad sembrando el terror, Miguel Ángel juró que había tenido una “revelación”. Así llamó a mirar esas revistas durante muchísimo tiempo, pagando por cada hora una montón de plata al bobo ese del barrio que tenía su prima de afuera. Y digo mirarlas porque era imposible leerlas, estaban escritas en otro idioma, inglés tal vez, y por todos lados se veía la palabra “Dark”, incluso el nombre de la historieta era Dark algo. Así que Miguel Ángel decidió entonces que se llamaría “Darko” en honor a su revelación, y que un día tendría una banda de hombres armados para hacer lo que se le viniera en gana.

  – No se equivoque Negro maricón, mejor pase un cigarro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario