Ellos nacieron pa’ eso, uno no tienen que
hacer mucho pa’ que con solo mirarse ya se quieran matar. Giro, pinto, blanco, saraviado, colorado, tabaco, crestón, amarillo.
No se pueden dejar juntos en el mismo lugar, sino uno segurito despedaza al
otro, porque si, porque eso son. En el palenque siempre hay
quien meta plata, quien gane, quien pierda, pero hoy hay más gente todavía, hoy
el pueblo está de gala. A cada uno lo dejaron amarrado en un cuarto
distinto, pero uno se soltó y se fue a donde estaba el otro amarrado,
indefenso, y lo que yo encontré era una carnicería horrorosa. Por allá los
pesan, allí les refuerzas sus “armas” naturales. Los otros, los ganadores
porque que siguen con vida, se pavonean a borde de techo; los otros esperan su
turno en maletas de plástico. ¿Cuál le gusta monita? ¡Al saraviado, le
voy al saraviado! 30, 50, 200, 600. Los billetes pasan rápido
por las manos de los jueces, suena un pito, el bombillo rojo del reloj se
enciende. La gente grita como si sus indicaciones motivara a los
peleadores. Revoloteo, plumas, espuelas, sangre, alboroto. Todo
termina rápido, el perdedor está muerto.
Más fotos en mi web: http://www.anakarinadelgado.com/#!los-dias-aciagos-del-llano/cv3
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