viernes, 12 de junio de 2015

LOS GALLOS, SI SON BUENOS NO MUEREN EN EL PALENQUE

Ellos nacieron pa’ eso, uno no tienen que hacer mucho pa’ que con solo mirarse ya se quieran matar.  Giro, pinto, blanco, saraviado, colorado, tabaco, crestón, amarillo.  No se pueden dejar juntos en el mismo lugar, sino uno segurito despedaza al otro, porque si, porque eso son.   En el palenque siempre hay quien meta plata, quien gane, quien pierda, pero hoy hay más gente todavía, hoy el pueblo está de gala.  A cada uno lo dejaron amarrado en un cuarto distinto, pero uno se soltó y se fue a donde estaba el otro amarrado, indefenso, y lo que yo encontré era una carnicería horrorosa. Por allá los pesan, allí les refuerzas sus “armas” naturales. Los otros, los ganadores porque que siguen con vida, se pavonean a borde de techo; los otros esperan su turno en maletas de plástico.  ¿Cuál le gusta monita? ¡Al saraviado, le voy al saraviado!  30, 50, 200, 600.  Los billetes pasan rápido por las manos de los jueces, suena un pito, el bombillo rojo del reloj se enciende.  La gente grita como si sus indicaciones motivara a los peleadores.  Revoloteo, plumas, espuelas, sangre, alboroto.  Todo termina rápido, el perdedor está muerto.










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