miércoles, 14 de agosto de 2013

DE MAL AGÜERO


Hacía horas que ninguno hablaba. Ahora ni siquiera se miraban, ya no sentían ninguna curiosidad, ningún interés por ocupar los pensamientos en algo que no fuera eso, ahí, ellos.  El pudor también había terminado por esfumarse con el tiempo. Que los cuerpos se vieran de ese color enfermo, que hedieran así, tan diferente al olor de cualquier cosa realmente viva,  ya no le importaba a ninguno.
Cuando la sombra de las enormes alas dibujada en el suelo se fue haciendo más pequeña, hasta que quedó casi cubierta por el ave gigantesca, la mayoría ya había muerto. 

1 comentario:

  1. Excelente, inquietante, macabro!!! Con la tesitura de Lovecraft...simplemente me parece fantástico
    (Del que te lee desde el ombligo de la luna)

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