domingo, 9 de febrero de 2014

COLOMBIA EN EL SAHARA


Febrero 2014. Smara, Campamento de refugiados Saharauis en el sur de Argelia

Los campamentos de refugiados están organizados en wilayas, núcleos urbanos,  que como he dicho en otra entrada, recuerdan las ciudades hoy ocupadas por Marruecos. Cada wilaya está organizada en dairas, barrios, y cada daira en zonas.  No hay números ni nombres para las calles, una jaima o casa se busca siguiendo el nombre de la wilaya, la daira y la zona,  después, o antes de ser necesario, se recurre a la infalible estrategia de preguntar a los locales por el nombre de la familia que se busca.

En la wilaya de Smara hay una daría, Farsia, que han dado en llamar Colombia, y por supuesto no se trata de un halago. En Farsia, la RASD ha detectado algunos pequeños focos de consumo de hachís infiltrado de Marruecos (el paraíso del hachís, dicen)  Aun cuando llevan ya tanto tiempo asentados en esta zona, hay muchas cosas que para la cultura Saharaui son nuevas y atemorizantes, que pueden amenazar su orden, su comunidad.  A la gente del desierto la misma naturaleza, la geografía, los ha protegido de las drogas, pero, como piensan algunos, Marruecos ha intentado sutilmente introducirlas para que, en complot con el exceso de tiempo libre que tienen los jóvenes, puedan minar el futuro de la causa saharaui.




¡Colombia! también aquí hay un recordatorio de nuestra reputación. Son casi un cliché estas  historias y yo también podría contar algunas sobre las preguntas que me sutilmente me hicieron sobre mi origen cuando por fin alguien me escuchó en el aeropuerto de Alger, o sobre el el dedo bajo la nariz de la chica donde dejamos mi maleta mientras paseábamos, podría enumerar las menciones de toda índole a nuestros populares problemas: ¡ah Bogota! (no Bogotá) FARC, Escobar, mafia mafia.

El mismo día que me enteré de Farsia, la Colombia del Sahara, mientras caminaba por los puestos de venta de gasolina buscando una foto que no sabía si encontraría –aun no se si la encontré-, un chico que antes me había dicho que gustoso se casaría con una colombiana (no se si de el Farsia o del país) me dijo que si mi trabajo era tomar fotografías debía concentrarme en asuntos feos y tristes, niños con hambre y lugares sucios, si no nadie compraría las imágenes.   ¡Pornomiseria del desierto! Era obvio que a él como a mi la callecita de venta de gasolina con grupos de hombres sentados al frente jugando dados y tomando el té, le resultaba bella.  Le he dicho que las fotos son para mi, para recordar y entre lo que no quería olvidar también estaba la belleza. Él siguió cuestionándome tranquilamente mientras jugaba con un cigarrillo entre sus dedos, dijo que eso no servía, que a nadie iba a importarle un pueblo sin país, un pueblo sin tierra, que lo mejor que podría hacer era buscar otro pueblo, uno más miserable y con país. 

Más fotos en mi web:  http://www.anakarinadelgado.com/#!inshaallah-la-vida-entre-parntesis-/c2ra

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