Febrero
2014. Smara, Campamento de refugiados Saharauis en el sur de Argelia
Los campamentos de refugiados están organizados en wilayas, núcleos urbanos, que como he dicho en otra entrada, recuerdan
las ciudades hoy ocupadas por Marruecos. Cada wilaya está organizada en dairas,
barrios, y cada daira en zonas. No hay números ni nombres para las calles,
una jaima o casa se busca siguiendo
el nombre de la wilaya, la daira y la zona, después, o antes de
ser necesario, se recurre a la infalible estrategia de preguntar a los locales por el nombre de la familia que se busca.
En la wilaya de
Smara hay una daría, Farsia, que han
dado en llamar Colombia, y por supuesto no se trata de un halago. En Farsia, la RASD ha detectado algunos
pequeños focos de consumo de hachís infiltrado de Marruecos (el paraíso del
hachís, dicen) Aun cuando llevan ya tanto tiempo asentados en esta zona, hay muchas cosas que
para la cultura Saharaui son nuevas y atemorizantes, que pueden amenazar su
orden, su comunidad. A la gente del
desierto la misma naturaleza, la geografía, los ha protegido de las drogas,
pero, como piensan algunos, Marruecos ha intentado sutilmente introducirlas
para que, en complot con el exceso de tiempo libre que tienen los jóvenes,
puedan minar el futuro de la causa saharaui.
¡Colombia! también aquí hay un recordatorio de nuestra
reputación. Son casi un cliché estas
historias y yo también podría contar algunas sobre las preguntas que me sutilmente me hicieron sobre mi origen cuando por fin
alguien me escuchó en el aeropuerto de Alger, o sobre el el dedo bajo la nariz de la chica donde dejamos mi maleta mientras paseábamos, podría enumerar las menciones de toda
índole a nuestros populares problemas: ¡ah Bogota! (no Bogotá) FARC, Escobar, mafia mafia.
El mismo día que me enteré de Farsia, la Colombia del Sahara, mientras caminaba por los puestos
de venta de gasolina buscando una foto que no sabía si encontraría –aun no se
si la encontré-, un chico que antes me había dicho que gustoso se casaría con
una colombiana (no se si de el Farsia
o del país) me dijo que si mi trabajo era tomar fotografías debía concentrarme
en asuntos feos y tristes, niños con hambre y lugares sucios, si no nadie
compraría las imágenes. ¡Pornomiseria del desierto! Era obvio que a
él como a mi la callecita de venta de gasolina con grupos de hombres sentados
al frente jugando dados y tomando el té, le resultaba bella. Le he dicho que las fotos son para mi, para
recordar y entre lo que no quería olvidar también estaba la belleza. Él siguió
cuestionándome tranquilamente mientras jugaba con un cigarrillo entre sus
dedos, dijo que eso no servía, que a nadie iba a importarle un pueblo sin país,
un pueblo sin tierra, que lo mejor que podría hacer era buscar otro pueblo, uno
más miserable y con país.
Más fotos en mi web: http://www.anakarinadelgado.com/#!inshaallah-la-vida-entre-parntesis-/c2ra
Más fotos en mi web: http://www.anakarinadelgado.com/#!inshaallah-la-vida-entre-parntesis-/c2ra
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