Febrero
de 2014. Agüenit, Sahara Occidental.
Territorios liberados por el Frente Polisario.
En el galb Rich (galb: literalmente traduce corazón, se
refiere a una montaña de piedra) que aunque su nombre en español es "pluma", a mi me
resulta más como el lomo de un enorme dragón oculto bajo la arena, empieza
Tiris; Tiris fecundo, la tierra del mejor pasto, de la libertad beduina. En esta zona hay menos vegetación y muchos e
imponentes galaba (plural de galb) de todas las formas posibles, angulosos,
redondos, alargados y chatos. Allá, al
fondo, veo uno que me recuerda una teta, una teta de niña que parece estar
coronada por un pezón plano y alto. En
el carro en movimiento sigo viendo el galb
teta pero ahora más que eso parece una enorme jaima. Antes, en mi sueño,
fue jaima-barco, ahora jaima-galb, jaima-teta, teta-barco.
De camino nos detenemos a comer algo rápido, un sándwich de
sardinas o atún, pero aún cuando no se cocina para no gastar demasiado tiempo,
siempre se enciende un fuego a la sombra de una intrincada talja, se prenden sus ramas y se separan unos carbones ardientes
para hacer el té lentamente. Se hidratan
las hojas y se pone al fuego. Antes de extender los vasos se derrama un poco de
agua para que no se pegue la arena, y con delicadeza, quien hace el té, empieza a pasarlo de vaso en
vaso para que haga espuma. El té
del descanso y de la conversación, que recuerda el mate gaucho y la hoja de coca
de los pueblos andinos.
Después de dos largos y poderoso días atravesando el Sahara
Occidental en caravana a unos 100 km/h, a veces un poco más, a veces un poco
menos, llegamos a destino. Tuvimos un
par de averías y en la segunda noche nos hemos perdido aunque nuestro conductor
seguía esa estrella que también yo miraba pero que parecía acercarnos demasiado
a una base militar Mauritana en la frontera.
El coche saltaba furiosos dunas y resbaladizos wed y yo sentía que iba
mar adentro y que no quería detenerme, quería seguir y seguir viendo a través
del vidrio las estrellas, sospechando que más allá del cono de luz que producía
el auto sobre la arena, no había nada o estaba todo oculto, en silencio para no
ser detectado.
Lo que vino después fue la desesperación argelina, el estrés
de los saharauis más occidentalizados. Al parecer continuábamos perdidos, pero
ahora no valían de nada los GPS que iluminaban
las caras argelinas. Buscábamos una
puerta por la que teníamos que entrar al territorio de Agüenit. Una puerta que
en realidad eran dos columnas adornadas con banderas de la RASD. Sí, una puerta perdida en medio de la
oscuridad del desierto. Cuando por fin
la encontramos pudimos decir que, ahora si, estábamos en Agüenit. Toda esta es
la tierra que ha de ser el principio o el final de todo. Es el territorio
liberado en batalla por el frente Polisario, es la tierra libre, aunque hay aún
quienes temen vivir aquí nomadeando, temen que en cualquier momento Marruecos
haga una escaramuza. Es una tierra fuerte
que respira vida, tierra legendaria que los suyos han nombrado recordando el
cuerpo humano: las enormes montañas de piedra pulida por la erosión y el tiempo
se llama Galb, corazón en español,
muchos corazones forman Galaba,
cadenas de montañas negras e imponentes.
También hay colinas con formas diversas: dala (costado), sen
(diente) hayeb (ceja) esbee (dedo) hanfra
(nariz) sag (piernas). Fuentes de
agua: ain (ojo, aiun:
ojos) y largas dunas, erg (vena). Esta tierra es el cuerpo y está en el cuerpo de los saharauis, es tierra viva y vibrante.
Más fotos en mi web: http://www.anakarinadelgado.com/#!inshaallah-la-vida-entre-parntesis-/c2ra
Más fotos en mi web: http://www.anakarinadelgado.com/#!inshaallah-la-vida-entre-parntesis-/c2ra
No hay comentarios:
Publicar un comentario