domingo, 9 de febrero de 2014

LOS DÉBILES –COMO LOS FEOS- SOMOS MÁS


Febrero 2014. Protocolo de Smara, Campamento de refugiados Saharauis en el sur de Argelia



He visto las fotos de Hasana y su novia española de vacaciones en España, y luego les he mostrado algunas de las mías sobre Colombia, unas tomadas durante el paro agrario del 2013 y otros tantos retratos de nuestros indígenas.  Las de él eran imágenes de momentos felices y ligeros (uso ligero aquí para hablar de algo maravillosamente volátil, no como algo superficial) las mías estaban cargadas de otra cosa, un hálito pesado.  Al verlos y oírme a mí misma contarles historias sobre las fotos, ratifico que lo que me llama a buscar a los indígenas y a los saharauis es su semejanza, su lucha (cualquiera sea el medio) por esquivar lo que otros -más grandes, a lo mejor más fuertes desde alguna perspectiva- han abusivamente decidido que fuera su destino.  ¡Cómo si el destino funcionara de semejante manera¡  –Como nosotros, dice Abdala mirando alguna de mis imágenes. Son estas las causa que algunos –incluso yo, con mi cinismo de otro tiempo- calificarían de perdidas.  Las luchas del débil, del aparentemente débil porque es juzgado como tal por el autodenominado fuerte.  A lo mejor lo que no entendemos es la lucha y esto nos hace juzgar en términos de vencedor y vencido algo que es más poderoso, tan de otro material, tan de otro terreno.  Y no digo esto como si lo entendiera, lo digo porque lo intuyo, como intuyo el frio al oír el rugir del siroco afuera de mi habitación 01 del protocolo de Smara.  




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